Comienza el siglo con la llamada silueta
S, por el corsé que empujaba el busto hacia arriba, estrechaba la
cintura y la falda ajustada a las caderas se ensanchaba en forma de
campana al llegar al suelo. Surgen los trajes sastre y el corte con
influencia masculina para mujeres que empiezan a incorporarse al mundo
laboral.
Los vestidos son largos, cubriendo los zapatos, las plumas y el encaje hacen furor, destacando los grandes sombreros con infinidad de adornos y ornamentos. La moda prácticamente solo era seguida por las clases altas inglesas y francesas.
Los vestidos son largos, cubriendo los zapatos, las plumas y el encaje hacen furor, destacando los grandes sombreros con infinidad de adornos y ornamentos. La moda prácticamente solo era seguida por las clases altas inglesas y francesas.
Triunfan los diseñadores: Worth, Paul Poiret, Mariano Fortuny, Jacques Doucet, Jeanne Lanvin, Jeanne Paquin.
Silueta
mucho más recta, a partir de 1908, sin marcar tanto la cintura, que se
eleva, gustando el talle imperio, en una mirada retrospectiva, que
parece añorar el pasado napoleónico. Surge un gusto por lo oriental y se
adapta la moda que exportan “les Ballets russes de Diaghilev”. Cambio
radical en la ropa interior: nada de corsé, nace el sujetador, las faldas se estrechan tanto en su vuelo
que casi no dejan andar, los sombreros son muy anchos, la silueta es un
triángulo invertido, surgiendo el escote en V. Antes de la guerra se
añade a la silueta una sobrefalda con mas vuelo por la rodilla. Los
sombreros se reducen y comienza la ropa deportiva, para practicar los deportes de la época, patinaje, esquí, tenis, etc.
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